Cayo entonces en las tierras del paraíso una semilla
Luego vino el árbol sin nombre
Pero comimos su fruto
Y su fruto se llamaba duda
Así crecimos y algunos sintieron la necesidad de nombrar
Los nombres tienen un precio
Es entonces cuando el ser
Fue obligado a esconder sus tiernas carnes
Los caminantes del jardín de la vida
Empezaron a vestirse
Y lo hicieron de miedo
Los primeros hijos del hombre se cubrieron
Pero sus rostros de temor
Solo podían ser tapados
Con mascaras
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